Llegó en esto la noche, y con ella el punto determinado en que el famosocaballo Clavileño viniese, cuya tardanza fatigaba ya a don Quijote,pareciéndole que, pues Malambruno se detenía en enviarle, o que él no erael caballero para quien estaba guardada aquella aventura, o que Malambrunono osaba venir con él a singular batalla. Pero veis aquí cuando a deshoraentraron por el jardín cuatro salvajes, vestidos todos de verde yedra, quesobre sus hombros traían un gran caballo de madera. Pusiéronle de pies enel suelo, y uno de los salvajes dijo:
-Suba sobre esta máquina el que tuviere ánimo para ello.
-Aquí -dijo Sancho- yo no subo, porque ni tengo ánimo ni soy caballero.
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